Dante Gebel


En la fiesta de Samhain, (festividad de origen celta que dio lugar al Halloween), se abría el velo que separaba el mundo humano del sobrenatural, y los espíritus, buenos y malos, vagaban por la Tierra. Como se pensaba que las almas de los muertos regresaban a sus casas, las familias sacaban comida y bebida para sus visitantes fantasmales con la esperanza de apaciguarlos y protegerse del mal. De modo que cuando hoy día los niños disfrazados de fantasmas o brujas van de casa en casa en Halloween amenazando con una travesura si no se les da una golosina, están perpetuando inconscientemente los antiguos ritos de la fiesta de Samhain. 
“Al recibir algo en sus manos, los niños establecen, en un plano simbólico incomprensible para ellos, un intercambio fraternal entre el mundo visible y el invisible. De ahí que las mascaradas de Halloween [...] sean, de hecho, ceremonias sagradas”.

Como padre cristiano, tienes la responsabilidad de no permitir a tus niños que sean expuestos a una celebración, que si bien tiene la intención primaria de honrar a los muertos, es también usada por grupos paganos para celebrar sus ritos satánicos. Lo que puede parecer a sus niños como juegos inofensivos pueden convertirse en grandes casos de trasferencias de espíritus que estoy seguro usted no deseas que tu hijo traiga a tu casa. Esa noche hay más espíritus inmundos en los aires que ningún otro día del calendario.

La celebración introduce a los niños a involucrase en ritos que en el mejor de los casos no son cristianos y que en definitiva no le dan la gloria a Dios. Cuando a los niños se les enseña que está bien jugar con la oscuridad, con esqueletos, máscaras tenebrosas, gatos negros, sangre, brujería, adivinación, etc., también se le introduce al virtual envolvimiento con ritos cultistas en el futuro.

Cuando las cosas de Satanás parecen normales para los niños, ¿Qué esperanza tenemos de que en el futuro estos niños puedan discernir apropiadamente entre el bien y el mal?

"Porque pueden estar seguros de que nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. Así que no se hagan cómplices de ellos. Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) y comprueben lo que agrada al Señor. No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto." Efesios 5:6-12
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